22 de enero de 2017

Debate Prostitución Abolicionismo

    Ayer estuve en el acto de Podemos Feminismos de Cataluña, en un debate organizado en Hospitalet sobre la prostitución muy interesante. Parece que hay bastante confusión, desconocimiento, y polémica con esta realidad. Y que recientemente a vuelto a aflorar el debate sobre este tema en el feminismo, sin que se llegue a una postura común. Mi postura la tengo más que clara, y tiene que ver con un enfoque político de la sociedad y el objetivo de igualdad que persigue el feminismo. Y es la abolición. Pero me he dado cuenta y ayer se puso de manifiesto también en el debate sobre este tema, que no todas las que participan en el debate conocen realmente qué significa la postura abolicionista, de manera que suelen caricaturizarla como si el abolicionismo juzgara a las mujeres prostituidas, o que se prostituyen, o tratase de impedirles tal cosa. Nada más lejos de la realidad. La postura abolicionista, busca a través de una propuesta política concreta y de una lectura de este fenómeno crítica, erradicar la prostitución por considerarla violencia machista, y capitalista estructural sobre las mujeres.

 Se suele pedir una diferenciación entre trata y prostitución voluntaria. Pero para la postura abolicionista si bien comprende las diferencias entre una y otra, no considera que en la mayoría de la prostitución "voluntaria" pueda hablarse verdaderamente de libertad, y de elección. Ante todas las situaciones tenemos agencia, pero igual que respecto a los delitos penales, en el derecho se contemplan agravantes o atenuantes en función de las circunstancias en que acontece un hecho. La prostitución se enmarca en un contexto en el que la persona que decide voluntariamente prostituirse lo hace bajo condiciones de fuerza mayor en la que decidir no significa querer. Sino bajo una fuerte necesidad de conseguir dinero para vivir. En este sentido no se puede hablar de "libertad de las mujeres que se prostituyen" ya que esa libertad está condicionada desde el comienzo. Cuando alguien te hace un chantaje, evidentemente tienes elección, pero no dejas de estar siendo víctima de un chantaje. Un chantaje en este caso económico. Que lo ejerce quién tiene poder sobre ti. Por eso, esta propuesta se basa en centrar el foco del problema dónde verdaderamente está. En el abusador, en la demanda, en el putero, y no en las víctimas, en las mujeres, en las que se prostituyen. Ellas no son el problema. ni la causa de que exista la prostitución. Son el síntoma si acaso,y la víctima de un sistema de dominación tanto económico como patriarcal. De modo que, son obligadas a través de su situación de necesidad a realizar actos íntimos sexuales no deseados.

De ahí que Judith Bosch, una de las ponentes de ayer, muy brillantemente hablase del concepto de "Consentimiento" para diferenciarlo de "deseo". Porque consentir no es desear, consentir ni siquiera te reconoce la condición de sujeto. Y lo ampliaba al marco de relaciones general impregnado por la cultura machista de las relaciones sexuales libres entre hombres y mujeres, para hablar de la cosificación de las mujeres que hace el machismo en general, y cómo es un objetivo fundamental de la lucha feminista para la igualdad en nuestras relaciones de todo tipo. Por tanto, la propuesta abolicionista, nada tiene que ver con prohibir a nadie relacionarse sexualmente como desee, y sí tiene que ver con desalentar perseguir y penalizar el abuso que supone la compra, de quién se aprovecha de quién no necesita del deseo de otro para llevar a cabo sus deseos propios. En ningún caso esta propuesta penaliza a las mujeres, y además también ayuda con las situaciones de trata, porque al no estar penalizadas ellas, pero sí la trata, el proxeneta y la compra, las mujeres están mucho más protegidas por la ley que las ampara ante cualquier denuncia. Tampoco impide o borra la posibilidad de demanda de un plumazo. Por tanto no es cierto que se restrinja la posibilidad de hacerlo. Pero intentar poner el foco en un supuesto deseo que no existe o si existe es absolutamente minoritario, de las mujeres de vender su cuerpo es desenfocar completamente el problema y mirarlo sólo desde la perspectiva individual de la comprensión de que haya mujeres que se prostituyen, y que además ya es contemplada por la perspectiva abolicionista y razón por la cuál no es penalizada ni perseguida la víctima.

 Además no debe perderse  de vista el horizonte político que queremos conseguir: La igualdad en las relaciones de ambos sexos. La libertad sexual forma parte de esa lucha también, pero la prostitución es lo opuesto a la libertad sexual y la plena realización de los deseos de las mujeres, y sólo se enfoca en garantizar un privilegio masculino obviando completamente mediante pago los deseos de ellas. Supone convertir una actividad por naturaleza autotélica, en una instrumental que obliga a las sujetos a disociarse mentalmente al ser convertidas en objeto que consiente lo que no desea, por la necesidad de dinero. Claro que podrían no optar por ello, pero las ventajas que supone de inmediatez aunque cuesten muy caras a sus personas son las que hacen ver en la desesperación con interés esta propuesta, que no es otro interés que la de obtener el recurso que necesitan para vivir y pagar sus vidas. Dinero rápido, que no fácil.

 Fue muy interesante escuchar el testimonio también de Amelia, que hablaba en primera persona por haber sufrido primero trata y después por prostitución voluntaria, y caracterizaba los distintos tipos de puteros que se encontraba. El macho que quería sentir que podía satisfacer a una mujer, el que quería amor o cariño, y el violento, que disfrutaba con su miedo, etc. Hablaba de cómo ella interpretaba papeles. Y defendía que no era igual que cualquier sonrisa falsa que pueda fingirse de camarera de cara a un cliente. Que era mucho más duro. La verdad es que dijo muchas más cosas interesantes, como por ejemplo también que ella antes no lo veía de este modo, que claro, que ella también hubiera reaccionado con recelo ante las abolicionistas, en su día, cualquiera iba a decirle a ella algo. Fue muy interesante escucharla. Por último muy interesante la perspectiva que presentaba Beatriz Ranea, que ha hecho un estudio sobre ellos, los demandantes, los puteros. Y que aboga por poner el foco en esto. En analizar esa masculinidad y cambiar a otras masculinidades.


Si hay un punto clave en el que creo que se puede coincidir entre una perspectiva (La abolicionista) y la pro prostitución también llamada regulacionista, que busca que sea considerada como un trabajo cualquiera,es en el estigma sexual que recae sobre las mujeres. Y digo esto, porque en realidad, se pretendía con el debate llegar a puntos en común pero no se puede obviar que son caminos opuestos  que nos llevan a destinos muy diferentes, el caso de Alemania, y Holanda lo atestiguan, y también el caso de Suecia en sentido contrario. El modelo sueco que recientemente ha sido adoptado también en Francia, es el abolicionista dónde ha disminuido considerablemente. Y el modelo Alemán u holandés es el regulacionista dónde ha aumentado en grandes proporciones.

El estigma

Como decía, el punto en el que podemos coincidir sería el del estigma que no es exclusivo de las mujeres prostituidas sino de todas y cada una de las mujeres.  La sexualidad femenina es frecuentemente estigmatizada en la cultura machista en la que vivimos. Y las propias relaciones sexuales "libres" que se mantienen entre mujeres y hombres fuera de la prostitución están atravesadas por lógicas machistas de sujeto-objeto en el que frecuentemente se niega el deseo de las mujeres y el paradigma sexual de relaciones es construido en torno a los deseos del varón y la cosificación del cuerpo femenino. Si lo que aspiramos es  a una libertad sexual verdadera, y a una igualdad en las relaciones entre sexos, es fundamental deconstruir este modelo y desestigmatizar el sexo en las mujeres, pero el sexo como placer y como disfrute de las mujeres, y no sólo de los hombres.  Algo totalmente contrario a la realidad de la prostitución, pero que sin embargo afecta también a ese ámbito en un sentido represivo cuando se le añade una doble victimización (Al igual que ocurre en el caso de mujeres maltratadas) en el que no sólo se sufre la cuestión per se de estar prostituida con los estragos psicológicos que eso conlleva sino que además tienen un doble rechazo por parte de la sociedad que incluso culpabiliza, denigra, insulta o despoja de valor a las mujeres aumentando su carga, y cuestionándolas en lugar de comprendiendo y empatizando con su situación de víctima.

Todo lo contrario de lo que ocurre con los hombres puteros, que ni son estigmatizados, ni cuestionados, ni  una cuarta parte, siendo en realidad los abusadores, la parte del problema.  La imposición de satisfacer deseos a toda costa sin importar que sean o no correspondidos.

Pero esto ocurre como decía en el ámbito de las relaciones en general, esto es la cultura de la violación, esto es el patrón machista general con el que se miran las relaciones sexuales de forma diferencial en un hombre o en una mujer.  ¿Qué pasa con nuestros deseos? Esa es una lucha que podemos librar juntas pero que no pasa por admitir, apoyar o embalsamar la prostitución, ni tampoco por convertirlo en una opción laboral o invisibilizar su violencia.
Pasa por hacer un trabajo cultural en relación a nuestra sexualidad deseada, a nuestro placer. Por cuestionar los roles en ese aspecto.

La seguridad económica y las alternativas

Otro de los grandes problemas en relación a este tema que podemos estar de acuerdo es en la necesidad de que la alternativa no sea el trabajo precario o menos deseable. La de garantizar ayudas que verdaderamente permitan un nivel de vida digno. Es un tema más amplio que se incluye en una lucha por garantizar condiciones laborales dignas para todas. Y también en garantizar los medios de vida y la posibilidad de realizarse a cada cuál dentro de la sociedad.
En este sentido me parece que podría ser también un estímulo y argumento más para la renta básica de ciudadanía. Que además está unido a una lucha compartida contra la opresión del sistema capitalista.  No es que por sí misma solucione el problema ya que tiene varias causas entre ellas la principal es la demanda, el sistema patriarcal, pero también las condiciones de vulnerabilidad económica de este sistema capitalista. Además ambas están relacionadas si tenemos en cuenta que la cultura patriarcal afecta y ha afectado a la desigualdad de poder en todos los sentidos entre hombres y mujeres, y por eso se habla también de la feminización de la pobreza.

Por tanto, luchemos por la libertad real de hombres y mujeres, y el derecho al placer y al disfrute deseado y libre. Digamos no a la mercantilización de las mujeres como objetos sexuales, y a su esclavización.  Luchemos por la igualdad y la dignidad mutua en todos los aspectos para unas relaciones placenteras con nosotras mismas  y con los demás.

Aquí el programa de debate http://lhdigital.cat/c/document_library/get_file?uuid=873fe759-75dd-4993-a4f1-f84a2420f7d4&groupId=11023