5 de diciembre de 2018

Fascismo: Una mirada psicológica

A raíz de un post abierto por Carmen Zamora, en el que preguntaba ¿qué es el fascismo? Describe con tus palabras no con referencias históricas. Una serie de comentarios míos he unido con la reflexión que aquí comparto:





     El fascismo yo diría que es la lucha que aplasta al débil para no correr su suerte. Y por tanto es sumiso con el fuerte.Es decir, el ensañamiento para levantarse sobre el hundimiento de otros. También, la lucha por un mundo desigual en el que se defienden los propios privilegios. Coincido en que trata de decidir, quién merece lo bueno y quién no. Siempre claro recetando lo bueno para ti.

    La posición que lucha por tener para sí lo que pretende negar al resto, justificándolo en una suerte de superioridad inexistente y arbitraria. 

    Cualquier fascismo se caracteriza por esa doble moral de basar su poder en la opresión de otros. Y una lucha activa por perpetuar ese desequilibrio de poder. Algunos lo han definido como la lucha del penúltimo contra el último. A mí me parece que esto es porque, la línea media, el penúltimo se come los desaguisados de arriba y las luchas de abajo. Pero yo lo veo más como una lucha por no ser sometido que dirige su energía equivocadamente, hacia el débil, quizás para distinguirse del mismo y no recibir toda esa violencia que se le manda. Pero creo que esto es un fascismo menos consciente.

    No obstante, este fenómeno creo que sí hace que la manifestación del fascismo sea más pronunciada, porque están más machacados. 

     El fascismo también es el cómplice del poderoso para mantener un status quo que le beneficia más que a otros. Es decir, es el miedo convertido en violencia y opresión para no ser más oprimido. El fascismo es cobardía, miedo, convertido en violencia y opresión hacia otros. Autoengaño para justificar esa violencia que nace del miedo egoísta, y que necesita autoconvencerse de la inferioridad/repugnancia/ demonización de las víctimas de su violencia para sentirse bien. De ello deviene el delirio de superioridad que sirve a este proceso de autoconvicción. Es también la renuncia a luchar contra un mundo que se divida en ganadores y perdedores, optando por participar de ella para ser ganador.

    Pero lo que distingue al fascismo de la supervivencia es su posicionamiento respecto al otro. Una cosa es aceptar que vives en un mundo competitivo en el que no deseas comerte la peor parte de él, y otra, es luchar activamente para que siga habiendo perdedores sobre los cuales sostener tu ganancia.