26 de diciembre de 2016

El capitalismo no es democracia

Esto no es democracia. 
La democracia tiene contenido y decisión. Tiene autorganización, construcción de su sociedad. 
Y bases económicas y sociales que permitan la libertad, que sólo puede darse con igualdad social aunque haya diferencias humanas y enriquecedoras. 
Desde el momento en que no gobernamos nuestras vidas de forma consciente como pueblo, no hay democracia. 
Esto se ha dejado en manos de reglas absurdas al servicio de privilegios de partida y poder que se perpetúa a sí mismo con este modelo. 
Un sistema que no garantiza condiciones de trabajo, tiempo de vida, ocio, y recursos suficientes para todas las personas en la medida en que la ciencia y la tecnología, así como la naturaleza nos permite, no es un sistema democrático.  
La libertad de los seres humanos no puede ni debe emanar de su dinero o su poder económico.  
  Si queremos una sociedad libre, humana, responsable, justa, buena y feliz, debemos procurar que los mecanismos que la regulan estén bajo nuestro control, y respondan a criterios racionales humanos, y empáticos. 
A criterios que nos hagan caminar hacia una vida buena para todas. 
No puede ser que nuestras vidas, nuestro futuro, nuestra historia, dependa de teorías económicas absurdas que sólo provocan desastres, desigualdad, miseria, etc. 
No. 
Las riendas deben estar en la sociedad y para la sociedad de un modo justo y equitativo. Con posibilidades lógicas. 
Con organización encaminada a no derrochar recursos, y a aprovechar el potencial de lo que tenemos, teniendo siempre como mirada orientativa que el fin social es la calidad de vida satisfactoria y feliz, las relaciones saludables, el respeto, un equilibrio entre el trabajo y el ocio, unos ritmos que nos permitan disfrutar de la vida, y en general un potenciador de nuestra salud física, mental, afectiva y social. 
Procurar el despliegue de la potencialidades de todas, y el disfrute de sus frutos. 
La realización de las personas. 
Nuestra crisis es civilizatoria porque falla un corazón del sistema no un órgano periférico. 
Falla una estructura, no una pared. 
Fallan los cimientos de nuestra organización social. 
El soporte sobre el que se despliega el resto de la vida. 
El soporte convencional, soporte no natural, soporte "construido socialmente", fruto de la acción humana, no de ninguna ley natural y por lo tanto susceptible de ser cambiado, transformado. 
Y además de esto, sobre unas bases económicas orientadas conscientemente a la satisfacción de nuestras necesidades y teniendo en cuenta los límites medioambientales, se puede y se debe seguir debatiendo y discutiendo, porque siempre habrá matices, y proceso social que se debe construir de forma colectiva. Pero sobre una base radicalmente diferente a la que existe. 
Gobernando la humanidad a la maquinaria económica y no la maquinaria económica independizada de su fuente, gobernando a nosotras, las personas.





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