1 de septiembre de 2018

Hacia una mili Sexual (19/06/2018)

    La doble realidad del sexo : Deseo vs violencia 

    La prostitución no tiene nada de positivo y solo puede considerarse trabajo en la medida en que tiene una importante carga de displacer y violencia que se paga. La libertad sexual es sin embargo un horizonte que no tiene nada que ver con eso y del cuál os apropiais. La libertad sexual tiene que ver con que se tengan en cuenta ambos deseos, el del hombre y el de la mujer. Tiene que ver con sustituir la jerarquía, y la relación sujeto-objeto. Amo-esclavo que se da en la prostitución. Tiene que ver con dejar de suponer que la mujer es una mercancía, un florero o un objeto para el disfrute ajeno. Tiene que ver con la idea de que las mujeres tenemos sexualidad para disfrutarla, y no para servir a nadie. Tiene que ver con la idea de que para que eso sea posible los hombres deben considerarnos como personas, e iguales, y no como mercancía que pueden comprar, y desechar cuando les venga en gana. Como véis es incompatible con uno de los principales objetivos de la lucha feminista. Y de la liberación sexual en general. El sexo no se disfruta a voluntad, y si no se disfruta se sufre. No es trabajo. Llamar trabajo sexual a la prostitución ya es un posicionamiento. No se está protegiendo a las mujeres con ese discurso, al contrario. Se le lava la cara al proxenetismo. Se le lava la cara al putero. Se manda un mensaje de que comprar sexo está bien y es legítimo, independientemente de cuáles sean las circunstancias de esas mujeres. Cuando un hombre compra prostitución no sabe si es trata, no sabe si es necesidad económica, no sabe ni quiere saber , no le interesan los motivos ni los derechos de las mujeres, le interesa ser servido. Y además quieren creer en ese mito de que a ellas les gusta, y buscan que le demuestren lo que no sienten, por no hablar de los que van directamente a humillar mujeres. Es decir, le lavas la cara a todos esos. Dejad de miradlo desde la óptica de quién quiere prostituirse:


 1. Porque la gran mayoría de las que están en esa situación no están porque les guste.

 2. Un porcentaje ni siquiera es voluntario.

3. Se construye un mito irreal, que pareciera que la prostitución nace del deseo de las mujeres de ser prostitutas, y eso no es la realidad.

4. El abolicionismo no impide la venta de sexo sino la compra. El regulacionismo blanquea e impide u obstaculiza la lucha contra la trata.

 5. El perfil de mujer prostituta que quiera serlo y que verdaderamente pueda elegir es minoritario, y no supone una justificación para no frenar el grueso ni para no luchar por abolir esa violencia sexual tan brutal que supone la prostitución para las mujeres que se encuentran en esa situación pero también para el conjunto de las mujeres.

 6 No se trata de libertad sexual, la libertad sexual es la libertad del placer, y no hay placer en la prostitución. Hay sometimiento. Y mucho menos hay poder. Un poder que depende de la demanda y el deseo ajeno y en el cual elige el otro y condiciona el otro porque tiene poder, y en el cuál el otro juzga tu deseabilidad ¿Qué poder es ese? El único poder es el que pueda tener cualquier persona con un alto atractivo físico y se pueda permitir elegir, cobrar y rechazar, así como establecer condiciones. Y esa no es la inmensa mayoría. Pero además de ser así, ¿Realmente qué es lo que se compra? Si dos personas se atraen mutuamente y se proporcionan placer mediante relación sexual.. ¿Por qué una tendría que pagar a la otra? Lo que pasa es que se paga porque para una no es agradable, ni deseable la relación sexual, sino que se necesita dinero.

El trabajo vs empleo 

 El trabajo es algo diferente del empleo, o de la situación en la que se enmarca el ser asalariado. Trabajar tiene un significado propio, independientemente de un pago de nadie. El sexo, como fenómeno instintivo del ser humano, tiene un componente de motivación íntrínseca amplio relacionado con el deseo propio del contacto físico cuando una persona te genera una atracción sexual. Ese deseo no se domina a voluntad por la persona ni en hombres ni en mujeres. Cuando ese deseo no existe mantener una relación sexual en el caso de las mujeres de coito es desagradable físicamente y en los hombres no es posible porque no se levanta. Los otros tipos sexos oral o nala no son muy diferentes, si no hay deseo hay asco. Y esto es básicamente lo que convierte una relación sexual no deseada en algo concebido desde una idea de trabajo: Ser pagada y sufrida por una de las partes.

Una actividad como otra cualquiera 

 Y no es una actividad como otra cualquiera, porque somos cuerpo, somos seres afectivos y sociales, y esa actividad abandona su conexión placentera para pasar a convertirse en una alienación más allá del tiempo, más allá mucho más allá que otras actividades de relación asalariada. Requiere de hecho de una disociación con el ser mucho más profunda y que tiene muchas más consecuencias psicológicas para la persona. Pues está siendo un sacrificio y una renuncia hasta d su forma de sentir. Pero la cuestión con la que todo esto choca no es la libertad sexual únicamente, sino también el modelo de relaciones que queremos, y también el modelo de relaciones políticas y económicas que consideramos necesarias y positivas en una sociedad. Es decir el planteamiento político del horizonte en el ámbito relacional, sexual, laboral, humano. ¿Queremos que unas personas, puedan comprar la voluntad sexual de otras? ¿O preferimos que las relaciones sexuales se den en un plano de igualdad y disfrute libre mutuo? ¿Queremos que el trabajo sea una fuente de riqueza social? ¿O pretendemos que cualquier satisfacción de deseos ajenos que se cobra pueda ser considerada un trabajo simplemente porque hay una demanda y un deseo independientemente de que esa demanda y esos deseos sean ilegítimos, violentos, y perpetúen un modelo de desigualdad?



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