31 de mayo de 2019

UNA CUESTIÓN DE JUSTICIA :MUJERES AL PODER. 11/02 2018

 Un típico debate cuando se habla de democracia es ¿Y qué pasaría si la gente tuviera más poder y no es de pensamiento tan democrática? 

Copiada de GNDiario



En la misma línea está ¿Y qué pasa si hay mujeres en el poder y no son feministas? ¿Qué ocurre si las mujeres en cargos directivos no sirven para cambiar la cultura jerárquica? ¿Qué ocurre si otorgamos el voto a la mujer y vota a la derecha? Pongo estas preguntas a modo de introducción contextual para hablar de que hay principios que no son o no deben ser reivindicados solo en su aspecto instrumental, porque son una cuestión de justicia.
 
LAS MUJERES Y SU LEGÍTIMO DERECHO AL PODER

Parece que si una mujer ocupa un puesto de poder y no supone un cambio cualitativo en la administración del poder, es un problema y no sirve para nada, porque el objetivo es que haya un cambio en los modos de poder. Pero que los hombres ocupen o sigan ocupando esos puestos no es un problema aunque sigan con el modelo de poder habitual.
¿Por qué se les pide o exige incluso a las mujeres tener que aportar un valor extra a su legítimo derecho a ejercer en plano de igualdad lo que hasta ahora le es vedado, y no nos interesa si no va acompañado de otros cambios? 
Es un argumento que suelo ver muy a menudo, y que me parece perverso. Me parece perverso porque enfoca la cuestión no como la injusticia de la que se parte, sino como un uso instrumental que si no llega a la suficiencia de lo que se espera que realice, se considera innecesario. Me parece un enfoque más de discriminación de las mujeres. Las mujeres tenemos derecho a ser tratadas como iguales incluso aunque no vayamos a suponer un cambio cualitativo de mejora con respecto a los hombres por el simple hecho de que lo que se reivindica es un derecho. Si además esto trae un cambio más cualitativo mejor, pero el motivo fundamental de reivindicar la participación en igualdad con respecto a los hombres en el poder, no debe ser que sólo si las mujeres van a suponer un cambio entonces puedan acceder en igualdad de condiciones. 

EL VALOR DE LAS MUJERES Y EL VALOR DE LO FEMENINO

Ahora bien, el patriarcado ha colocado en distintos roles a mujeres y hombres, de ahí que esos roles que son estereotipos sean el imaginario de valores que han sido degradados y jerarquizados, de tal manera que todos los valores asociados a lo femenino son los apartados del poder. Lo que se ha valorado por la sociedad se ha construido como lo masculino y esa masculinidad con poder ha construido los espacios y dinámicas de poder. También hace falta cambiar esa construcción. Y darle valor e importancia a la esfera esterotipada y no real, de lo que se llama femenino. Pero ojo, una de las principales reivindicaciones feministas, es no, las mujeres no tenemos que ser femeninas. En un sentido de no tenemos que conformarnos con el rol de ser para el otro, cuidar , agradar, someternos etc. Y los hombres tampoco ser lo masculino, mandar, ser para sí mismos, competir etc.. Ambos, debemos valorar las cualidades de ambos estereotipos y ser mixtos. 

Pero lo que ocurre es que ahora se reivindica que la mujer permanezca en ese papel femenino que es oprimido, y que solo desde esa feminidad pueda actuar en el poder. Algo muy contradictorio. En el que se critica a las mujeres por considerar que los rasgos propios son masculinos. Y es que a veces parece que no olvidamos que lo masculino y lo femenino son construcciones no reales. Al igual que el cartel famoso de "hay que destruir esa idea de que las mujeres hay que respetarlas por ser esposas, madres o hermanas y apostar por la idea de que hay que respetarlas por se personas" Lo que estoy diciendo se podría resumir en "Hay que destruir esa idea de que las mujeres tienen valor por ser femeninas y empezar a construir la idea de que las mujeres tienen valor por ser personas" 

DEMOCRACIA,Y RENTA BÁSICA OTROS EJEMPLOS DE CAMBIOS BUENOS PER SE, QUE TAMBIÉN MODIFICAN EL CONTEXTO DE MANERA CUALITATIVA

Lo mismo pasa con eso de la democracia participativa, es cierto que muchas pensamos no obstante, que los cambios en sí mismos ya generan dinámicas que amplían las posibilidades, y que el hecho de incluir miradas distintas ya supone un cambio cualitativo, pero no es la razón fundamental por la que se exige una participación más directa. Se exige porque la democracia para ser tal debe ser esa construcción colectiva. De modo que no es un cálculo exclusivamente de las mejoras que puede conllevar y la valoración de riesgos que puede traer sino una cuestión de justicia. 

Por supuesto la democracia tiene contenido, y el feminismo también lo tiene, pero tanto en el feminismo como en la democracia uno de los contenidos es el proceso, es la inclusión, es una parte del contenido. Que a la hora de argumentar, además añadamos las potenciales ventajas que tiene indirectas de mejora, no significa que el debate sobre el tema deba quedar marcado por esas ventajas o inconvenientes. Pasó en la segunda república, con el derecho al voto, y pasó por supeditar ese derecho al voto a la condición instrumental de si era bueno o no para la república. Pero oiga, la propia idea de república no es república sin las mujeres. Para que hubiera república era necesario que no suficiente ese voto, para que haya democracia es necesario y no suficiente esa inclusión, para que haya una sociedad igualitaria es necesaria y no suficiente la inclusión de igualdad de la mitad de la población en los órganos de poder. 

Pasa otro tanto con la renta básica. La renta básica es una medida para garantizar un derecho humano a la existencia, con su acompañamiento de la libertad que constituye la garantía material de la existencia. Pues bien, a ello se le pide a menudo que tenga que ser la solución al capitalismo. Las ventajas que conllevan la renta básica se puede argumentar que mejora las condiciones en las que ese capitalismo puede ser enfrentado, también mejora la desigualdad, pero no es suficiente, claro que no. Pero sí es una medida que puede resultar necesaria. Necesaria si queremos un mundo en el que tengamos un mínimo de libertad. Un mínimo en el que partimos de una base desigual en el que esa libertad ya la tiene mucha gente de otras maneras, pero no la mayoría.

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